sábado, 26 de febrero de 2011

Bastiat, ¿quien era este hombre?



Es rara la figura de Frédéric Bastiat (Bayona, Francia 1801 – Roma, Italia 1850), hasta los quarenta años tranquilo intelectual del sur de la Francia, juez de paz, apasionado de arte y de economia.
Luego, después de un viaje en Inglaterra, donde encuentra a Richard Cobden y vino en contacto con las luchas de la “Liga Anti-Ley de Granos” contra las regulaciones y las aranceles sobre el comercio,  se salió transformado y se dedica con fuerza y pasión a la actividad politica, a la divulgación de las concepciónes anti-estatismo, contra el dirigismo y el proteccionismo comercial que auna socialistas y conservadores antiliberales.
Se muere a ni siquiera los cincuenta años dejando de su breve periodo de furor estudios y ensayos llenos de fuerza y de valor profético.

Fue un maestro de libertad: no por casualidad casi desconocido en el mundo (Italia y Mexico incluidos) pero muy difundido y estudiado en los EE.UU. donde viene considerado uno de los padres del libertarismo (por los novatos: doctrina política que define una sociedad sin imposiciónes y sin poder superpuesto).

Sus acusaciónes contra el Estado y la premonición de su descontrolado desarollo, de su degeneración, de su metástasis; el reconocimiento de la propriedad como concepto constitutivo de la sociedad, preexistente al estado y a la ley positiva, fundada en el derecho natural y congénita a la misma naturaleza humana; son estos sus planteamientos fundamentales.
 “El hombre ha nacido propietario”; “El Estado ha nacido de una convención en defensa de la Propriedad,   por tanto la Ley nace de la Propriedad, y no la Propriedad de la Ley”

El Estado como depredador de riquezas, el Estado como centro de poderes y privilegios, el Estado como incubadora de maléficas utopías.
“[…] En efecto, el Estado, nunca debemos olvidarlo, no tiene su proprios recursos. El no tiene nada y no posee sino lo que sustrae a los trabajadores. En cuanto se entromete en cada cosa, el sustituye a la actividad privada la aviesa y costosa actividad de sus burocratas.”

Desde que Bastiat nos advirtió que “el trabajo produce, la politica destruye” hay que tener muy claro que todas las impuestas, y a fortiori los que pretenden de convencernos de la validez de su crecimiento, son un incentivo al parasitismo, al apadrinamiento, en una palabra a la corrupción.

Bastiat batalla contra el propagarse de las ideas “socialistas” que veen el Estado y la Legislación como el fulcro y la regulación de la existencia, pues el se acuerda de la furia racionalista y jacobina de Rousseau que es su fundamento: “El legislador tiene que sentir entre de sí mismo una fuerza tal que transformar la naturaleza humana”.
Palabras terribles y anticipadoras de las peores maldades!

Bastiat, como catolico y “libertario” tiene confianza en el hombre así como es; el cree, malo profeta, que la sociedad, espontanea y natural agregación, pueda sobrevivir al Estado ordenador:
“Pero porque esto pueda pasar hay que esperar  que unas experiencias, acaso crueles, disminuyan otro poco nuestra fe en el Estado y acrezcan nuestra confianza en la Humanidad.”

Esta frase Bastiat la escribió en el 1848, dos años antes de morirse y mucho antes que “el siglo breve”, “el siglo de las ideas asesinas”, el noveciento totalitario hiciera incursión en la historia, llevando a cabo lo que ya estaba y que sólo pocos, Bastiat entre ellos, habian visto.


Pero la historia, como sabemos, raramente enseña.
Hay quien la entienda hoy?








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